La semana pasada se presentó GTK+ 3.22. Por el nombre no sugiere nada, solo una nueva iteración de GTK+3; pero nada más lejos de la realidad. Esta versión corresponde a un cambio completo de modelo de desarrollo de las populares bibliotecas gráficas.
Pongámonos en situación. Corría el año 1997. Entonces ya se había anunciado el proyecto KDE, mediante el cual se pretendía crear un escritorio unificado para Unix empleando las bibliotecas gráficas Qt. En aquel entonces, y durante mucho tiempo, las bibliotecas Qt convivían licenciadas en dos versiones, privativa y libre. Debido a un miedo (por aquel entonces justificado, aunque a vista de lo que sucedió completamente infundado) a que Trolltech, los propietarios por aquel entonces de Qt, cerraran su desarrollo y por tanto terminara con el proyecto KDE; Miguel de Icaza y Federico Mena deciden utilizar el Gimp Tool Kit (de ahí nos vienen las siglas GTK) como base de un nuevo escritorio, anunciando la creación del proyecto Gnome. De ahí vendrían las largas guerras frías entre ambas bibliotecas, escritorios y proyectos.
Hoy en día Qt está licenciado bajo GPL, KDE y Gnome son los escritorios más grandes y populares de todo el panorama GNU/Linux y ambos proyectos gozan de estabilidad y buen panorama futuro. Pero no todo eran sonrisas en el universo GTK. Una vez ligadas al proyecto Gnome, el desarollo de GTK está fuertemente marcado por este, lo que implica que otros proyectos (como el propio Gimp, los escritorios XFCE, Cinnamon, Mate, etc) tienen que vivir a remolque de lo que Gnome necesita.
Esta convivencia era pacífica en GTK+2, pero el desarrollo de GTK+3 ha sido más bien turbulento. No solo Gnome 3 mutó para no volver, y hoy es un escritorio muy distinto a Gnome 2; si no que en el proceso el desarrollo de GTK+3 se vió forzado en demasiadas ocasiones a romper APIs y ABIs por las especiales necesidades de un Gnome centrado en escritorios táctiles, convergentes (aunque no lo digan en alto), con muy diversas resoluciones de pantalla y que evolucionan a gran rapidez.
Esto resintió a todos los proyectos GTK de terceros, haciendo que Cinnamon vaya a remolque, que Mate esté empezando ahora su migración a GTK3 y que XFCE lleve años intentando lo mismo (y va para rato). De lo que tardará Gimp ya mejor ni hablar. Pero esto es software libre, aquí la comunidad pesa, y después de muchas y largas quejas (incluso abandonos como el de Canonical, pasando el desarrollo de Unity 8 a Qt; o el de LXDE, mutando en LXQt) han decidido paliar en parte esa situación.
Y es aquí donde volvemos al lanzamiento crucial que supone GTK+3.22. Los desarrolladores han decidido convertirla en una versión de largo soporte en la que las APIs no varíen y que permita a todos los proyectos que dependen de GTK migrar a una versión estable que les acerque nuevas características y no les obligue a reescribir partes cada 6 meses. Mientras, los desarrolladores de GTK pasarán a la futura rama 3.90, que los llevará en algún momento a GTK+4. Y no contentos con este cambio en la versión 3.22, se comprometen a repetir este patrón de desarrollo en el futuro, es decir, en algún momento de los desarrollos de GTK+4.x llegarán a una versión que mantendrán estable e iniciarán una GTK+5 con la que poder cacharrear y romper compatibilidades.
Este nuevo modelo permitirá a Gnome seguir en la brecha de la tecnología, y a proyectos más pequeños dar saltos más acordes a sus capacidades y no tener que centrarse en adaptar cada 6 meses (el ciclo de versiones se mantiene) su código. Y esta medida impacta incluso a los desarrolladores de temas para GTK+, que seguro que conocen lo difícil que ha resultado mantener un tema para GTK+3.
En fin, que puede resultar algo complejo, y es un tema que parece no tener implicaciones directas en el día a día, pero este pequeño cambio hará que en un par de años que nuestros escritorios (los que usemos alguno basado en GTK) se desarrollen muchísimo más rápido de lo que nos tienen acostumbrados. La de novedades que nos esperan.
